Los espacios de la Semana Santa de Badajoz son las calles que recorren sus desfiles procesionales, las esquinas o estrecheces donde los pasos han de dibujar maniobras imposibles para que la quietud del momento sólo sea alterada por una voz de emoción o una saeta al aire. Son espacios donde el silencio apenas lo rompe la tarde anocheciendo, espacios angostos donde los nazarenos arrastran sus pies y sus cirios mientras que los costaleros reptan sobre adoquines y asfalto llevando en alzas a su Virgen y a su Cristo. Son espacios atestados de un gentío fervoroso que, más allá de creencias o razones de fe, creen en ese momento en quien deben creer y creen que el misterio y la pasión de Semana Santa se representa con inigualable sentimiento, como si el tiempo y la historia se pararan. Espacios recubiertos de religiosidad extrema, de dedicación admirable, de exaltación formidable donde pequeños y mayores aúnan sus fuerzas para que la Semana Santa y todos sus pasos y procesiones alcancen por unos días la gloria del arte hecho memoria y la memoria de tiempos pretéritos convertidos en escena donde todos representan un papel destacado.

Los rumores de la Semana Santa de Badajoz son el murmullo de los nazarenos recorriendo calles y avenidas, cargando cirios y cruces de guía, conduciendo, pesarosos, una procesión cargada de símbolos y sensaciones. El rumor de los costaleros que llevan a sus espaldas el peso de una procesión majestuosa, el rumor de esos hombres y mujeres que casi de rodillas recorren la ciudad bajo el paso poderoso de una imagen que es mucho más que una imagen, es el fervor de un corazón puesto al servicio de una fe. Los rumores de los espectadores apostados en las calles y asombrados ante tanto dolor y tanta pasión y tanta pasión que trasciende a lo religioso y se convierte en universal. Los rumores del pueblo sintiendo con la otra parte del pueblo que circula en la procesión, del pueblo que se une a la procesión y hacen, entre todos, el milagro de la Pasión de Badajoz.

Y, por último, las emociones de una Semana Santa que no ahorra, que no se arredra, que no se esconde… emociones compartidas, descubiertas, reventadas, bien perfiladas… emociones sin el aditamento de la artificialidad sino con la razón y los argumentos de lo verdadero.

Esta es la Semana Santa de Badajoz: la suma de todos cuantos la hacen posible y le entregan lo mejor de sí mismos para hacerla cada año más grande y con mayor esplendor.