La feria de San Juan, en el último tramo del mes de junio, supone para un gran número de pacenses, el final del período laboral y el inicio del tiempo vacacional. San Juan, por tanto, parece ocupar la "frontera" el "puente" entre ambos períodos. De esta manera San Juan protagoniza uno de los tiempos más "raros" del año en Badajoz. Antes del 24 lo cotidiano es el ajetreo, la ocupación, el trabajo, el ganarse la vida o los afanes por conseguirlo. Después de la feria vienen las vacaciones, el ocio, el descanso. Sin embargo, por San Juan se dan simultáneamente ocupación y diversión, trabajo y regocijos. Mañana y tarde, para lo primero; tarde, noche y madrugada, para lo segundo.

La feria de San Juan, a la vista de lo expuesto, es el "tónico" festivo que "prepara" cuerpos y espíritus para que tales cambios no sean bruscos ni perjudiciales, La feria de San Juan, carente por otra parte de atractivos extraordinarios o espectaculares, permite a los pacenses alternar sabiamente el orden con el exceso, la economía con el despilfarro, lo cotidiano con lo novedoso, la rutina con el desmadre. Badajoz, a finales de junio, tras la feria, en plena "resaca" festiva, parece otra bien distinta. Tras la catarsis sanjuanera Badajoz cobra nuevos bríos para afrontar con talante rejuvenecido el último tramo del año laboral, la canícula veraniega.

UN DÍA DE FERIA

Una jornada de la feria de San Juan tiene en Badajoz, por lo general, tres momentos álgidos; momentos de gran intensidad festiva que lógicamente, protagonizan un elevado número de pacenses y forasteros; estos últimos en menor cuantía. El primero tiene lugar en las primeras horas de la tarde, aproximadamente entre las 14 y las 17 horas. El recinto de las casetas está a tope y son horas donde se cumple con el ritual social del aperitivo, el almuerzo y una larga sobremesa.

El segundo momento se alcanza entre las 19 y las 22 horas, también de un modo aproximado. Los toros son el "plato fuerte" de la jornada y atraen, además de aficionados de la capital, cientos de forasteros, en especial portugueses. La tarde-noche sanjuanera es propicia también para los multicolores desfiles folklóricos y las clásicas funciones de teatro. En esta franja horaria tienen lugar en ocasiones grandes acontecimientos deportivos que, como de costumbre, arrastran millares de aficionados. Como la fase preolímpica de baloncesto que se celebró en 1992 en el pabellón de La Granadilla y que sirvió de clasificación para los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Y el último, el de mayor duración, tiene como centro neurálgico el abarrotado parque de atracciones de la feria. Sobre las 21 horas, y bajo un rutilante cielo estrellado de miles de bombillas, el parque se despereza y poco a poco todas sus atracciones entran en funcionamiento. A esas horas de la noche la ciudad festiva de La Granadilla se convierte en una explosión de luz, sonido, ajetreo, diversión y consumo.

Y LOS CHURROS

Sólo un momento de relajación, avanzada ya la madrugada, permite a nuestros festivos ciudadanos degustar los clásicos churros con chocolate para, a continuación, enfilar con sus coches los caminos de regreso a la ciudad. El resto, inasequible al desaliento, aguanta unas horas más, sobre todo en los días del fin de semana. Con las del alba inician la "retirada", no sin antes recalar en cualquiera de los muchos bares y cafeterías de los contornos para degustar un buen plato de migas con café bien cargado.