El comercio electrónico cerró el año 2018 manteniendo su presencia en España, si bien con ligeramente menos fuerza que en temporadas anteriores. Según datos extraídos del informe Estudio Anual eCommerce 2018, elaborado conjuntamente por las agencias de comunicación IAB Spain y Elogia, 19,4 millones de españoles de entre 16 y 65 años decidieron realizar como mínimo una compra online el año pasado, lo que supone un 71 % de internautas de esa franja de edad.
Por otro lado, aunque el uso de las redes sociales se ha estancado un poco, no hay que dejar pasar por alto que, en España, los usuarios de estas plataformas digitales fueron más de
25,5 millones en 2018, y eso para las marcas significa 25,5 millones de posibles clientes. Instagram es la red que mayores posibilidades ofrece a las compañías para anunciarse y llegar al público objetivo. Esto se consigue, en gran parte, gracias a la figura de los
influencers.
Uno de los ejemplos más claros de la fuerza del marketing de influencia y de cómo puede repercutir positivamente en una marca en cuanto a proyección mediática y beneficio económico fue la boda de Chiara Ferragni, que cuenta con más de 16 millones de seguidores en Instagram. Era de esperar que el enlace tuviera para Dior, la casa de moda que diseñó los vestidos de novia de la italiana, un alto impacto mediático. En concreto, este se valoró en 5,2 millones de dólares.
Pero, ¿por qué funcionan tan bien las redes sociales para el e-commerce? El caso de Chiara Ferragni y Dior es difícilmente igualable pero deja varias lecciones que las empresas más pequeñas pueden aplicar. La influencer lo comparte prácticamente todo con sus seguidores y tiene a su alrededor otros personajes famosos con gran presencia en la red, entre ellos su marido, sus hermanas, su madre y amigos de profesión. Es importantísimo, pues, elegir bien quién va a representar tu marca.
Para las pymes, las plataformas digitales como Instagram tienen mucho potencial en cuanto a repercusión, pero al mismo tiempo existe una gran competencia. El marketing en redes sociales es un negocio en sí mismo, todo el mundo recurre a él, y eso hace que sea más complicado y más caro colaborar con influencers de alto nivel. Hay que ser realista y saber que difícilmente será una de las Kardashian la que se ofrezca a publicitar tu producto o servicio.
Es igualmente cierto que una empresa no debería conformarse con cualquier
partnership o colaboración. El departamento de comunicación debe encontrar la persona que no solo encaje con los valores de la marca, sino que además cuente con los seguidores idóneos. Debe tenerse en cuenta que los
millennials prefieren YouTube e Instagram, por lo que se hace necesario un estudio exhaustivo para localizar bien los clientes potenciales y así poder transmitir el mensaje directamente.
Entre las plataformas en línea que mejor están explotando todo lo que el mundo digital tiene que ofrecer, destaca la
Lyst, motor de búsqueda que te ayuda a encontrar lo último que puede estar llevando un
influencer. Por otro lado, los fabricantes de gafas Hawkers también supieron aprovechar la presencia de las celebridades en Internet y, tras aliarse con figuras mediáticas como Paula Echevarría, consiguieron facturar 40 millones de euros anuales en tan solo dos años desde su fundación.
Así, la publicidad a través de las redes sociales es la forma más directa de llegar a una posible clientela. Por un lado, las marcas pueden ayudarse de los famosos e influencers, sobre todo teniendo en cuenta que el 72 % de los usuarios de las redes sigue a figuras influyentes de este tipo. Por otro, las plataformas digitales permiten anunciarse de una forma más creativa, menos invasiva y capaz de crear más engagement, y encima nunca había sido tan fácil incluir enlaces al sitio de compra.